martes, 15 de septiembre de 2015

(41) “Cuando los hijos despliegan sus alas en busca de sus sueños”

(41) “Cuando los hijos despliegan sus alas en busca de sus sueños”

Carta a una amiga:

     Apreciada “S” decidí escribirle para compartir con Ud. desde estas líneas, algunas reflexiones acerca del tema arriba mencionado. Tan solo pretendo compartir mis sentimientos de empatía con Ud., ya que la partida de un ser querido no es para nada, fácil de “aceptar” y menos de “comprender” profundamente. Sin embargo, recordemos que uno de los sufrimientos en la vida es “separarse de los seres queridos”. Generalmente esto lo aplicamos a la partida de esta existencia de un familiar, padre, madre, etc. Pero también se puede aplicar a “dejar de ver” a las personas que amamos.
     En el caso de nuestros hijos, cuando son pequeños, los protegemos, los criamos, los educamos, los vemos desarrollarse, y llega el momento en que tal vez escogen una profesión etc. Sin embargo, pocas veces pasa por nuestra mente que en algún momento ellos “desplegarán sus propias alas", para “volar en busca de sus propios sueños”, los cuales por demás pienso, deberían también convertirse en nuestros propios sueños y así compartiríamos mucho más el eterno vínculo que poseemos con ellos, como seres humanos. Y digo esto porque considero que la relación que mantenemos los hijos y los padres no se refieren solamente a esta existencia, sino a la eternidad de la vida misma. Es decir tenemos un vínculo muy profundo, difícil de comprender tan solo con nuestra propia mente.
     En el reino animal existen muchísimos ejemplos en donde una hembra alimenta a sus crías, y lo primero que les enseña es a defenderse del medio ambiente, a alimentarse por sí mismos para luego prepararlos para que ellos mismos remonten sus alas y sean fuertes por sí mismos para enfrentar lo que les toque enfrentar en sus vidas.
       En el caso de los seres humanos, se aplica el mismo principio, es decir, nuestra misión es “lograr que ellos sean felices de acuerdo a lo que decidan hacer”. Lo que importa no es el lugar hacia donde se van, sino que ellos forjen sus propios valores basados en el ejemplo que como padres y madres les pudimos transmitir cuando estuvieron a nuestro lado y eso es algo que nos debe llenar de convicción y esperanza constantemente.
       Si tan solo pensamos: “ellos van a estar mejor donde estén”, eso significa que “entendemos” con nuestra mente, con nuestra inteligencia, por qué tuvieron que irse, pero cuando aplicamos ese mismo pensamiento, y nuestros sentimientos surgen de lo profundo de nuestro corazón, cuando nos esforzamos por su felicidad, el dolor de la partida lo vamos convirtiendo en coraje, en fortaleza interior y llegaremos a “comprender con el corazón” que la razón se encuentra en su "propia misión en la vida", que solo les corresponde a ellos mismos realizar.
       A propósito recibí de un amigo, el pensamiento del Dr. Daisaku Ikeda, filósofo, educador, poeta, quien escribió en relación a enfrentar en la vida todo tipo de problemas y dolencias. Él expresó: "Lo que importa es la manera como desafiamos esos infortunios cuando ellos aparecen y también si no caemos en una resignación pasiva. Lo que importa es el modo como superamos los obstáculos que enfrentamos y también la forma como transformamos nuestro destino". Nuestra fortaleza interna emerge cuando nos enfrentamos a grandes retos en la vida.
       Y mi amigo agregó en su carta: “Aprendí de mi padre que los hijos no son de la gente: son del mundo”. Y este mensaje comenzó a fijarse en mi cerebro, así que decidí ahondar más en sus palabras y aplicando este principio a la vida cotidiana, pienso que los padres deberíamos apoyarlos con sabiduría y amor compasivo. Significa comprender que son nuestros hijos quienes nos ayudan a convertirnos en mejores madres y padres, es decir en mejores seres humanos.
       Pienso amiga, que aunque no sea fácil superar el sufrimiento de la separación, si lo convertimos en un factor que nos permita construir una mejor relación con nuestros hijos, cada vez más profunda, basada en nuestro crecimiento, en nuestra decisión de apoyarlos con nuestra vida, con todo el potencial que tenemos, el panorama se ampliará y una luz de esperanza se creará en nuestros corazones.
       Debemos crear nuevos horizontes, pensar en “el reencuentro con ellos” y lo que disfrutaremos cuando nos veamos de nuevo. Sólo nuestra decisión interna, activando el potencial que cada ser humano posee dentro de sí mismo, nos puede permitir lograr este coraje, convirtiéndolo en una fuerza que nos impulse diariamente a apoyar a quien tengamos al lado, a que sean felices y a transmitirles a nuestros hijos que siempre podrán contar con nosotros, pase lo que pase.
       Termino este mensaje diciéndole que la “comprendo” totalmente, porque yo también enfrento la misma situación, pero la estoy superando día a día construyendo nuevos sueños, nuevos ideales por lograr. La apoyo completamente. Cuente conmigo como su amigo y compañero!!!
      Me despido con un fuerte abrazo. Luis Del Alcázar

2 comentarios:

  1. Excelente escrito, muy apegado a la realidad humana, si como padres les damos a nuestro hijos todo nuestro apoyo, guía, fundamentos familiares y de hogar,si creemos en sus sueños y los convertimos en los nuestro, al momento de que estos despliegan sus alas, lo estaremos haciendo nosotros también

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  2. Gracias Sr. LUCHO por haberse tomafo el tiempo de escribirle esto a alguien qie hoy apmica a mi. Gracias

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