Por: Luis Del Alcázar
Fuente: Cortesía: Fam. Arsentales Lima-Perú
Pepe era el tipo de persona que a uno le gustaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, él respondía: “Todo bien”. Era un trabajador único porque tenía varios compañeros que lo habían seguido de trabajo en trabajo. La razón por la que las sus compañeros seguían a Pepe, era por su actitud.
Él era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.
Ver esta forma de ser realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Pepe y le pregunté: “No te entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. ¿Cómo lo haces?”...
Pepe respondió: “Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor.” “Escojo estar de buen humor”. “Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”. “Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida”.
Si, claro, contesté, pero no es tan fácil, protesté. “Si lo es”, dijo Pepe. “Todo en la vida es acerca cual camino eliges. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección”. “Tu eliges cómo reaccionas ante cada situación, tu eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o mal humor”. “En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA”.
Reflexioné sobre lo que Pepe me dijo... Poco tiempo después, deje la empresa donde trabajábamos, para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, sin embargo con frecuencia pensaba en Pepe, sobre todo cuando tenía que hacer una elección en la vida, en vez de reaccionar contra ella.
Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse; confiar en personas extrañas y una noche fue asaltado por tres ladrones armados en la cochera de su casa.
Mientras trataba de cerrar la reja, regreso a su carro para cerrarlo por que sus hijos estaban dentro.
Los asaltantes se sintieron frustrados y le dieron de golpes con el cacho de la pistola hasta que lograron desfigurarle la nariz. Con mucha suerte, su esposa reaccionó y también trato de controlar la situación, pero fue demasiado tarde. Pepe fue encontrado muy grave y llevado de emergencia a una clínica. Después de tres horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con lesiones en su cuerpo. Luego de seis meses después del accidente, me encontré con Pepe y cuando le pregunté como estaba, me respondió: “Si todo esta bien”. Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: “lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado la reja rápidamente cuando ví a los extraños. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”. “
¿No sentiste miedo?” le pregunté. Pepe continuó: “Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y ví las expresiones en las caras, de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: “este hombre es muy mal.” Supe entonces que debía tomar una decisión. “¿Qué hiciste?” Pregunté. “Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité: - “Si, a los golpes” - Mientras reían, les dije: “estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.
Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo.
Esta historia demuestra lo sutil pero determinante que significa enfrentar con coraje y sabiduría cada situación que nos toque vivir. Todos los días de nuestra vida enfrentamos retos, dificultades, momentos agradables o desagradables. Lo importante es asumirlos como parte de nuestra vida y considerarlos como un aprendizaje que nos permita convertirnos en mejores seres humanos.
Alguna vez, cierto filósofo y educador, comentó lo siguiente: “La vida y la sociedad están llenas de batallas. Constantemente enfrentamos la victoria o la derrota. Si vamos a luchar por lograr un objetivo, debemos desafiarnos con toda sinceridad y alegría, para que podamos decirnos: ¡Hice lo máximo! ¡Realmente estoy contento con los resultados! Así podremos demostrar a otras personas los resultados de nuestro avance y desarrollo como auténticos seres humanos. Si actuamos así, seremos victoriosos en todo”. ●
Buenísimo!!
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