(24) Los sueños sí se pueden realizar
Por: Luis Del Alcázar
Cuando hablamos de sueños, objetivos, metas en la vida, a veces escuchamos decir a algunas personas, mi tiempo ya pasó, ya no soy joven, eso esta bien para otros, pero no para mí. Sin embargo si analizamos en profundidad, la juventud no necesariamente tiene que ver con tener poca edad, existen muchos “jóvenes ancianos” es decir jóvenes que no desean esforzarse por perseguir sus sueños u objetivos en la vida y quienes ya han envejecido, en sus mentes.
Existen múltiples ejemplos en la humanidad de personas que sin tener pocos años, son o siempre fueron jóvenes de corazón. En pocas palabras ¿qué es lo que determina que uno sea, o se sienta jóven?, son los sueños, los objetivos que nos trazamos en la vida.
Y no podemos negar que esta búsqueda de lograr nuestros sueños, léase objetivos, tiene íntima relación con el logro de nuestra propio desarrollo y establecimiento de una felicidad que jamás se detenga en su avance, sin importar los obstáculos que se nos presenten con el devenir de los años.
Existen organizaciones en el mundo, que en los años recientes también se han avocado al estudio de por qué existen personas que logran realizar sus sueños, mientras que otros no.
Tal es el caso del conocido Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT por sus siglas en inglés) del cual han egresado múltiples personas que han logrado destacarse por sus logros en el campo científico en diversas especialidades.
Resulta que motivados por esta inquietud, personal de dicho Instituto, dedicó varios años de investigación a entrevistar a innumerables personas, a fin de averiguar de primera fuente, la respuesta a esta importante interrogante del género humano.
Los resultados mostraron los siguientes tres aspectos: en primer lugar, la mayoría de las personas que habían logrado sus objetivos fueron aquellos que pusieron en duda sus propios pre-conceptos negativos. En otras palabras se negaron aceptar que lo que no se ha puesto en práctica, necesariamente no tiene porque fracasar. En segundo lugar mencionaron que muchos se atrevieron a hacer lo que nunca antes habían intentado realizar, pero asesorándose con otras personas que si sabían del área en donde pensaban incursionar, es decir se determinaron a crear una nueva actitud hacia el enfrentar los obstáculos y ser creativos, y competitivos. Y en tercer lugar mencionaron que los dos aspectos anteriores fueron sustentados por una férrea determinación de lograr realizar sus objetivos con persistencia, sin importar cuántas veces tuvieron que verse frente a una posible derrota. En pocas palabras triunfaron los que persistieron.
De lo anterior debemos extraer múltiples aprendizajes, para aplicarlos a nuestra vida diaria y formularnos nuevos retos, de aprender, estudiar realizar nuevos emprendimientos, etc., para compartir con los demás a enfrentar y vencer en la vida. Y a propósito comparto con Uds. la siguiente historia que obtuve indagando sobre el tema.
Existió un personaje que aunque nació de una familia muy pobre logró ser conocido en todo el mundo. Fue un hombre que siempre creyó en sus sueños e hizo de todo para realizarlos. Decisión, fuerza de voluntad, persistencia y mucha creatividad, eran las virtudes más destacadas de aquel hombre que construyó un imperio, teniendo como capital inicial, apenas su talento artístico. Su lema era: “si nosotros podemos soñar, nosotros podemos hacer”.
Su nombre: Walt Disney.
¿Quien no conoce muchos de sus sueños que se convirtieron en realidad y hasta hoy encantan adultos y niños
Walt Disney no pretendía sensibilizar solamente los corazones infantiles, conforme él mismo afirmó, cierta vez: “no hago películas especialmente dedicadas a los niños. Aún el peor de nosotros, los seres humanos no está desprovisto de inocencia, simplemente sucede que está profundamente enterrada. En mi obra, intento alcanzar y hablar a esa inocencia”.
Un día resolvió asegurar el timón de su propia embarcación. Esto fue lo que escribió: “Y así, después de mucho esperar, en un día como otro cualquiera, decidí triunfar...”
• Decidí no esperar a las oportunidades, y más bien yo mismo salir a buscarlas.
• Decidí ver cada problema como una oportunidad para encontrar una solución.
• Decidí ver cada desierto como la posibilidad de encontrar un oasis.
• Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
• Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser felíz.
Y continuó diciendo: “En aquel día descubrí que mi único rival no era más que mis propias limitaciones y que enfrentarlas era la única y mejor forma de superarlas. Además, descubrí que yo no era el mejor y que tal vez yo nunca hubiese sido. Dejó de importarme con quien se gana o con quien se pierde. Ahora me importa simplemente saber mejor lo que debo hacer”.
Y usted, ¿ya decidió tomar el timón de su embarcación? Si todavía no lo decidió, hoy es un buen día... Al final, “si podemos soñar, entonces nosotros podemos hacer”. ¡Piense en eso! ●
Te felicito,excelente escrito
ResponderEliminarGracias por la reflexión!
ResponderEliminar