viernes, 9 de octubre de 2015

(49) El agujero en el barco...

(49) El agujero en el barco...


Adaptación: por Luis Del Alcázar
   
     Un hombre fue llamado a una playa para pintar un barco. Trajo con él pintura y pinceles, brochas, y comenzó a pintar el barco de un rojo brillante, tal como había sido contratado para hacerlo.
     Mientras pintaba, percibió que la pintura se estaba pasando hacia el fondo del barco. Percibió que había un agujero, y decidió repararlo. Cuando terminó de pintar, recibió su dinero y se fue.
     Al día siguiente, el propietario del barco lo fue a buscar y le regaló una muy buena suma en cheque.
     El pintor quedó sorprendido:
      - Usted ayer ya me pagó por la pintura del barco - dijo él.
      - Pero esto no es por el trabajo de pintura. Es por haber arreglado el agujero que había en el casco del barco.
      - Fue un servicio tan pequeño que no quise cobrarle.
      -  Mi preciado amigo, usted no comprende.
     -  Déjeme contarle lo que sucedió.
     -  Cuando le pedí a usted que pintase el barco, me olvidé de mencionar el agujero en el casco. Cuando la pintura del barco se secó, mis hijos lo tomaron y salieron para una pesca en el mar.
     Yo no estaba en casa en aquel momento. Cuando volví y noté que habían salido con el barco, me desesperé, pues me acordé que el barco tenía un agujero en el casco.
     Imagine mi alivio y alegría cuando los ví regresando sanos y salvos. Entonces, examiné el barco y constaté ¡que usted lo había arreglado!
     ¿Se da cuenta ahora, de lo que hizo?
     ¡Usted Salvó la  vida de mis hijos! No tengo dinero suficiente para pagarle por su “pequeña” buena acción...

     “No importa para quien...
     Cuando...
     De qué manera...
     Ayude... Ampare...
     Enjuague las lágrimas...
     O disminuya las penas de alguien...
     Siempre podemos hacer algo por la felicidad de los demás!”

     ¿No lo cree así, amigo lector….?


(47) La otra mujer

(47) La otra mujer


     “Cierto día, mi esposa me recomendó salir con otra mujer. Después de varios años de matrimonio descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa de nuestro amor. Desde hacía poco, había comenzado a salir con la otra mujer, en realidad había sido idea de mi esposa…
-       Tú sabes que la amas, -me dijo un día, tomándome por sorpresa-.
-       La vida es muy corta, dedícale tiempo. Pero yo te amo a ti - protesté.
-     Lo sé. Pero… también la amas a ella.
     La otra mujer a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre, viuda desde hace unos años, pero las exigencias de mi trabajo y mis hijos hacían que sólo la visitara ocasionalmente...
     Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.
     - ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó. Mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde, en la noche o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
     - Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo, le respondí. Los dos solitos! ¿Que opinas?
     Reflexionó sobre ello un momento. - Me gustaría muchísimo, dijo...
     Ese viernes mientras conducía para recogerla después de mi trabajo me encontraba nervioso, era el nerviosismo que antecede una cita... y a decir verdad, cuando llegué a su casa, vi que ella también estaba muy emocionada!..
Me esperaba en la puerta con su viejo abrigo puesto, se había rizado el pelo y usaba el vestido con el que celebró su último aniversario de bodas, su rostro sonreía, irradiaba luz, se veía muy feliz.
     - Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo y se mostraron muy emocionadas- me comentó mientras subía a mi auto- No podrán esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada...
     Fuimos a un restaurante no muy elegante, pero si muy acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera "La Primera Dama de la Nación"...
Cuando nos sentamos tuve que leerle el menú. Sus ojos sólo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mi mamá está sentada al otro lado de la mesa y sólo me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios...
     - Era yo quien te leía el menú cuando eras pequeño ¿Recuerdas? - Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor respondí.
     Durante la cena tuvimos una agradable conversación, nada extraordinario, sólo ponernos al día uno con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine...
     -Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar, dijo mi madre cuando la llevé a su casa, asentí, la besé, la abracé.
     - ¿Cómo estuvo la cita? - quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche. - Muy agradable, gracias, Mucho más de lo que imagine, le contesté.
     Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. Al poco tiempo recibí un sobre del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo y una nota que decía: "La cena está pagada por anticipado, estaba casi segura que no podría estar allí, pero igual pagué para dos, para ti y tu esposa, jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mi. ¡Te amo!”
     En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo "TE AMO" y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que la familia, dales tiempo porque ellos no pueden esperar...
     Si vive tu madre, disfrútala... Si no... Recuérdala... Recuerda siempre: Uno puede perdonar, pero el tiempo nunca.
     Nota personal: Esta historia me hizo recordar lo que yo también alguna vez hice con mi propia madre, jamás la olvido, ella vive en mi corazón por siempre !!!I


Luis Del Alcázar La Rosa
Cortesía de: María Antonieta Muhammad Mejía

(45) La diferencia entre envejecer y crecer

(45) La diferencia entre envejecer y crecer


Fuente:    Cortesía de mi amiga y compañera, Ana Yilda León.
Transcripción: Luis Del Alcázar

Lo que sigue a continuación es una historia real que sucedió en la Universidad de Antioquia, Colombia:

     El primer día de clase en la Universidad, nuestro profesor se presentó a los alumnos y nos desafió a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía.
     Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave tocó mi hombro. Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser. Dijo: "Eh, muchacho... Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?"... Me reí y respondí: "¡Claro que puede!".Y ella me dio un gigantesco apretón."
     ¿Por qué está Ud. en la facultad en tan tierna e inocente edad?", pregunté. Respondió juguetona: "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar"."Está bromeando", le dije.
     Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella dijo: “Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy teniendo uno". Después de clase caminamos hasta el edificio de la unión de estudiantes, y compartimos una malteada de chocolate. Nos hicimos amigos instantáneamente.
     Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella "máquina del tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo.
     En el curso de un año, Rosa se volvió un icono en el campus universitario y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba.
     Adoraba vestirse bien, y se reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes. Estaba disfrutando la vida. Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro banquete del equipo de fútbol.
     Fue presentada y se aproximó al pódium. Cuando comenzó a leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo. Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente: "Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa! ...Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden de nuevo, así que déjenme hablar a Uds. sobre aquello que sé".
     Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó:"No dejamos de jugar porque envejecemos;
envejecemos porque dejamos de jugar". Existen solamente tres secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito: 1.- Se necesita reír y encontrar humor en cada día. 2.- Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos  se pierden, uno muere. ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!  3.- Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...
     "Si usted tiene diecinueve años de edad y se queda tirado en la cama sin hacer nada productivo, terminará amargado y lucirá envejecido... Pero si usted como yo tiene ochenta y siete años y es productivo, no le pondrá años a su vida sino que le pondrá vida a su edad y lucirá y actuara como cualquier joven.
     “Eso no exige talento ni habilidad. La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en la novedad. Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer. Las únicas personas que tienen miedo de la muerte son aquellas que tienen remordimientos".
     Al fin de ese año, Rosa terminó el último año de la facultad que comenzó tantos años atrás. Una semana después de recibirse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través del ejemplo, que "nunca es demasiado tarde para hacer todo aquello que uno puede probablemente ser".

     "Envejecer es obligatorio; crecer, opcional". Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás.